sábado, 18 de enero de 2014

Pero…. HIBERNAR no es INVERNAR


Hibernando… 

Es la imagen que se proyecta en mi memoria en este tiempo del año. Atrás quedan las fiestas de Navidad,  aún cercanas en el calendario pero, posiblemente ya lejanas en el recuerdo…Y es que, el pasado, pisado está, recorrido, ya no hay vuelta atrás. Ha sido la mía una Navidad bonita como ninguna, vivida en familia, aprovechando cada momento para absorber esas gotas de vida, destiladas cada día por algún miembro de la familia; siendo consciente de que ese tiempo no volverá.
Y, ciertamente, ese tiempo no volverá. Estamos en enero y como dice el refrán: "año nuevo, vida nueva"… No sé si siempre se cumple. Muchas veces, cuando hablamos de esto entre amigos o conocidos, dicen que eso es una tontería, que el año nuevo es un día más de la vida, que no hay nada especial, … para otros es el tiempo de "hacer mudanza" de cambiar cosas, de proponerse objetivos, de alcanzar retos, de esbozar un futuro mejor, más feliz. En cualquier caso, no quiero detenerme ahora en esta reflexión. No. Viviendo el día a día, cada momento, me detengo en el hoy, más aún, en el hoy literal, 18 de enero de 2014.

18 de enero. Enero, el primer mes del año tal y como marca el calendario, así que, ¡estamos en plena cuesta de enero! Una cuesta que para algunos es excesivamente empinada debido a los numerosos excesos cometidos durante las fiestas pasadas; para otros, más llevadera porque su sentido de la responsabilidad les ha permitido ser un poco más prudentes en todo; para los menos, ni la sienten ni la padecen, les resulta indiferente. Pero tampoco me gustaría quedarme hoy en la "cuesta de enero". Hoy no quiero subir cuestas, es más, no tengo necesidad de subirla, para mí, en mi vida, este enero no es de cuesta. Sin embargo sí es un enero de hibernación. 

Hibernación sí, y explico por qué:
El invierno, según el ciclo natural de la naturaleza, de las estaciones, comienza el 21 de diciembre…. Culturalmente nos situamos en un tiempo pre-festivo por lo que no sé si mucha gente se da cuenta de la importancia del hecho. Sin embargo, en los meses de enero y febrero todos "sufrimos" el invierno, con sus extremas temperaturas, sus días pequeños y sus noches largas, sus cielos cubiertos amenazando lluvia o nieve, viento o tempestad, donde el sol tiene que pedir permiso para dejarse ver aunque solo sea durante un microinstante. 
Enero, mes largo (31 días) y febrero (mes más corto, 28 ó 29, según los años) para mí son meses que invitan a la "recogida", a vivir "hacia dentro", a bajar la intensidad de nuestra actividad. Tiempo en el que el cuerpo entra en un estado de relajación tal que lleva a la somnolencia… y permite "soñar"… (¡Ay los sueños!!!, otro día hablaré de ellos). Tiempo de "aparente inactividad". Tiempo de aprovisionamiento, de acumulación de energía física, mental, intelectual, espiritual… ¿Eso es invernación o hibernación?

Según el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD-2005) invernar e hibernar guardan estrecha relación.  Invernar alude a pasar el tiempo en un lugar. Cuando las tropas romanas quedaban inactivas durante el invierno se mantenían en sus hiberna (cuarteles de invierno). Hibernar, por su parte, significa pasar el invierno en letargo, en un estado de somnolencia e inactividad durante los meses de invierno.
Pues bien, si invernar es pasar el tiempo en un lugar e hibernar es pasar el tiempo en inactividad… entonces, no estoy hibernando, estoy ¡invernando!… Me resisto a aceptarlo y repaso una vez más… En invierno, paso la mayor parte del tiempo en un lugar, de acuerdo. Ese lugar no es un lugar cualquiera, es mi hogar, con todas la connotaciones del espacio-hogar. También hiberno porque mi actividad baja sí, pero además me mantengo en mi "hiberna" particular, mi "cuartel de invierno" cual si soldado romano se tratase. Y me resisto a pensar que los soldados romanos en sus hiberna permaneciesen totalmente inactivos… ¿no sería más bien que, bajo una aparente inactividad, estaban preparando su próxima batalla? Durmiendo bien, estudiando los movimientos y posiciones para el éxito, alimentándose adecuadamente, haciendo ejercicio físico, recordando a los suyos a través de misivas y mensajes de amor, dialogando con sus "prójimos" y fortaleciendo el trabajo en equipo, dejando tiempo y espacio para la reflexión y estudio personal… Me inclino a pensar que era así y no de otros manera.

Es verdad, no son lo mismo, invernar no es hibernar. Pero hoy, día 18 de enero de 2014,  yo no estoy sólo  invernando, sino que además, estoy hibernando… paso tiempo en un mismo lugar, ese lugar es mi "hiberna" particular y con aparente escasa actividad que me lleva en algunos momentos a una especie de somnolencia que me permite soñar … incluso, soñar despierta… y para mí es un tiempo especial, rico, fructífero, único.

Meses de invierno, tiempo no solo de invernación sino también de hibernación.
Y tú… ¿hibernas? Cuéntamelo. Recuerda, que el diálogo forma parte de las actividades que se realizan en los hiberna durante la invernación. ¡Ánimo! Te espero. ¿Te atreves?

En cualquier caso… ¡FELIZ HIBERNACIÓN!

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