domingo, 10 de enero de 2016

Soltar



Jorge Bucay dice en uno de sus libros: "Aprender es, sobre todo, aprender a soltar. Soltar herramientas que no necesito, soltar personas  que he perdido, soltar situaciones que se transforman, soltar vínculos que cambian, soltar etapas de la propia vida que han quedado atrás, soltar momentos  que se han terminado y cada uno de ellos ha sido una pérdida que hay que elaborar; han sido etapas de la vida que han pasado y es mi responsabilidad enriquecerme al despedirlas"

Soltar... eso me disponía a hacer meses atrás...
Hacía tiempo que en  mi vida necesitaba "soltar" para seguir avanzando.  Objetos preciados, sentimientos no superados,  personas  inolvidables, situaciones vividas,  emociones congeladas, momentos insuperables ... Todos esos vínculos que vamos estableciendo a lo largo de una vida y que, aunque uno cambie, ellos permanecen como el primer día y regresan desde el recuerdo una y otra vez.

Soltar... esa era mi decisión firme meses atrás...
Esa era mi "determinada determinación" cuando un día de verano, escribí mi propósito en la arena de la playa y dejé que la fuerza del océano se lo llevara. ¿Liberación? Curiosamente no, más bien nostalgia por lo perdido.

Soltar... eso fue lo que, con mucho esfuerzo hice... Soltar, dejar ir

Algunas veces la vida se ceba con su ironía en nuestras vidas, otras en cambio, nos regala agradables sorpresas.

Y entonces, cuando sueltas ... recuperas.
Pero es también justo entonces, en el ejercicio de haberme enriquecido con la despedida, cuando recupero con una mirada limpia, con un corazón renovado, con una ilusión encantada... si, recupero un amor que, por su profundidad, bien merece una nueva oportunidad, una ... y ¡mil! porque así se mira con un corazón renovado.

Bienvenido de nuevo amor, no te esperaba... pero has llegado