miércoles, 18 de diciembre de 2013

Tiempo de ESPERA



Sentada en la sala de espera de la estación de Chamartín, mientras espero a que salga mi tren, dedico este tiempo a uno de mis hobbies preferidos y que, últimamente, por el ajetreo de la vida y la rapidez de lo vivido, tengo tan en desuso… Y lo echo de menos… ¡Vaya si lo echo de menos!!!.
En lo primero que pienso en este "tiempo de espera" es en cuánto necesito estos momentos de reflexión, calma, soledad, diálogo conmigo misma y con Dios… Y me impongo mentalmente, como urgente, recuperarlos en la cotidianidad de mi vida…, no dejarme engullir por la velocidad del cronograma diario que enlaza mis quehaceres sin apenas darme cuenta y que no me permite gustar y degustar esos "microinstantes" de felicidad que cada día se nos regalan; por la inmediatez de los acontecimientos que me impiden pensar con una mínima lucidez y que pasan a mi lado sin que "pesen" en la conciencia y el corazón; por la prontitud de los sucesos, personales o no, que se encadenan uno tras otro sin dejar espacio a los sentimientos y las emociones…. Y me detengo… Y me pregunto… ¿Estoy experimentando algo así como la "fugacidad de la vida"? Noooo!!!!!! o, al menos, no lo quisiera desde el sentido negativo y pesimista!!!!.
Me gusta la vida, mejor, me encanta la vida… siempre lo repito y no me canso de ello ¡estoy enamorada de la vida!. Y eso mismo es lo que pretendo transmitir a todos aquellos que se tropiezan conmigo cada día, mis alumnos, mis compañeros de trabajo, esas personas anónimas que cada mañana y cada tarde al regresar a casa me tropiezo...

Y si, pienso que la vida nos sonríe siempre... sólo que, a veces, nos resulta difícil constatarlo porque, o bien somos nosotros los que le damos la espalda o bien ella se vuelve momentáneamente ocultándonos su sonrisa… pero es algo temporal, … si nos situamos en el ángulo correcto, ella siempre se gira y nos regala de nuevo su mejor sonrisa…

Eso creo. Eso he experimentado en mis años de vida. Eso vivo.

Y en mi "tiempo de espera" regreso a mis divagaciones, pienso una vez más en la espera, ese tiempo del "ya pero todavía no", y dos de mis neuronas establecen de nuevo la conexión. Pienso en el  Adviento, en todo lo que me han enseñado sobre él cuando era niña, también todo lo que he aprendido posteriormente y, todo lo que, a su vez, intento yo  transmitir desde mi fe "de un grano de mostaza".
Y reflexiono sobre el Misterio, … Dios mío ¡qué grande eres!!! Nada menos que todo un Dios, se enamora de la vida humana y decide hacerse hombre, mejor aún, NIÑO, indefenso, frágil, débil, necesitado… Y decide además, nacer en la pobreza de un establo sin más decoración que la paja por doquier que da alimento al ganado que cobija, y un pesebre que sirve de improvisada cuna, sin más calor que los ofrecidos por la respiración pausada y tranquila de una mula y un buey… pero con el amor infinito de un padre y una madre que desde la sencillez de sus vidas y la grandeza de su fe, viven por él y para él.

Si, hace mucho tiempo que Jesús habita mi corazón, pero cada año por esas fechas le pido que se quede de nuevo, que no me deje, que ilumine mi vida, que me permita, un año más, sentarme en un rinconcito de su pesebre, allí donde no moleste y pueda permanecer en silencio, adorándolo, admirándolo, contemplando su rostro de niño recién nacido,… sin más, … allí, en la oscuridad de la noche, contemplando su LUZ.

Y me digo: ¡Pues este año no va a ser menos!, con el corazón rebosante de agradecimiento allí estaré de nuevo adorando al DIOS-NIÑO que se hace HOMBRE.

La hora se acerca y el tren está pronto para salir. Fuera está plomizo y comienza a llover. Nos movemos. Comienza de nuevo el ritmo del diario vivir.

martes, 5 de noviembre de 2013

Se chove... que chova!

¡Ay!, lo siento mucho pero no me puedo resistir... desde que mi hermana pequeña me mandó el enlace no dejo de mirarlo porque me parece buenísimo. Quiero compartirlo con tod@s, sencillamente genial:



- E a vostede que lle poño hoxe?
- Nin moño nin melena, algo moderno.
- O de sempre. 
- Dígoche que xa non se pode ler nada, todo son malas noticias... É que che amargan a vida!
- Se vos conto o que fixeron os meus netos... Un deles preguntoume se habería algún sitio en Galicia que non se nubrase nunca...
E outro dixo que coñecía o home máis sabio de Galicia... E alá foron.
Chegaron e, por suposto... era unha muller!
- Home!!
- E díxolles: 
- "O único que non se nubra nunca en Galicia é a nosa alegría. Porque a nosa alegría vén da nosa forza, e a nosa forza vén da terra. 
Os carballos e os acantilados fannos recios. Os ríos un pouco arrevesados. A choiva... creativos. E os seráns, sensibles e morriñentos.
- Tola de todo!... E non lles dixo nada?
- Díxolles, que hai algo na terra que nos axuda a tirar para adiante. 
- E é verdade, sempre o fixemos. E en todo o mundo! 
- E nunca deixamos que nos amargasen a vida! 
- Isto é boísimo! Tedes que emitilo!
- Mira a miña nai, case cen anos, viviu de todo. E cada vez que tiña un problema dicía: "Traballemos moito pero gocemos moito". 
Por iso non perdeu unha repichoca, eh? 
- Hai que traballar e gozar con determinación, que somos galegos!!
- A nós ninguén nos amarga un plan!!
- Se imos á praia... imos á praia! Aínda que sexa con chaqueta! E se nos bañamos sempre dicimos:
- Está boísima!!!
- E se a cousa se pon fea.... Comida, merenda e cea!!! 
- E se alguén se pon un pouco pochiño... cen visitas ó día, que non collen na habitación, e como novo!!! 
- Como di o meu Paco: "Se non me preocupa viaxar no espazo, nunha bola enorme, a miles de quilómetros por segundo, entre meteoritos e lixo espacial, voume preocupar polo demais?"
- Que profundo!
- Aquí todos somos profundos, filla...
- Uns máis que outros... 
- Tanta preocupación, tanta preocupación... - e a xente seguirá coñecéndose, namorándose... Seguirá abrazándose, quedando, rindo... 
Porque os galegos sabemos-, que este é o mellor dous mil trece das nosas vidas... 
- Non hai outro....
- E iso fainos gozar máis da vida, da xente, dos amigos... Así que saiamos aí fóra, gocemos de todo o que temos... E vivamos. Vivamos. Vivamos como galegos!!!
- Ai, como chove! 
- A que está caendo!! 
- Sabedes que vos digo? Que se chove... que chova!!!



lunes, 7 de octubre de 2013

...siempre quedan rescoldos



Me llama la atención las veces que la vida me sorprende en el vivir diario haciendo que me detenga un instante y reflexione una vez más  sobre los pasos dados, los amores vividos, las ilusiones perdidas, las experiencias acumuladas... y es como si.... pretendiese evaluarlas de nuevo preguntándome por qué no ha podido ser de otra manera, dónde me he equivocado...
... Y me ha vuelto a pasar la semana pasada. Estaba en clase de lengua con mis alumnos de 6º. El ejercicio que estábamos trabajando consistía en buscar el significado de algunas palabras, un sinónimo y un antónimo. Y le llega el turno a "rescoldo". Me sorprendo porque no saben lo que significa, ¡no saben lo que es un rescoldo!
Significado: Brasa pequeña que se conserva entre la ceniza. Antaño el fuego era un elemento muy común en todas las casas, pues se hacía la comida en la lumbre, en la chimenea que solía haber en la cocina. Resto de un sentimiento.
... En realidad, me detengo a pensarlo... ¡tampoco tienen por qué saberlo! pues quizá nunca han visto uno, ... por tanto, esa imagen del fuego incandescente que con el tiempo en calma se va apagando poco a poco, lentamente,  hasta convertirse en rescoldos y luego en cenizas, no forma parte de su imaginario personal. Y ... ni que decir tiene que si no funciona como imagen real menos como metáfora de sentimiento alguno. ¡Qué difícil es explicar las cosas a otros cuando no hay experiencias previas!!!!. Y, sin embargo, qué fácil resulta detener el tiempo en esos fuegos pasados y deleitarse una vez más en el sentimiento vivido.
Si, siempre quedan rescoldos, y a vida me sorprende de vez en cuando removiendo las cenizas y avivando los rescoldos,  pero  son rescoldos del agradecimiento, de la ilusión, de la sinceridad, del cariño, del respeto, ... esos que, cuando se avive el fuego de nuevo resurja con él  la llama del sentimiento limpio, puro, transparente, sincero, auténtico...
Ciertamente, qué maravilla de sabiduría popular condensada en refranero español... porque bien cierto es... "Donde hubo fuego siempre quedan rescoldos"... y yo me atrevo a decir más... ¡benditos rescoldos que no permiten que el fuego se apague!!!



domingo, 6 de octubre de 2013

Por un beso...


¡¡¡Ummmm!!!. ¡¡¡Me encanta esta escultura!!!

Quizá muchos penséis que es muy simple, que realmente no conlleva excesivo trabajo por parte del escultor. Tampoco es muy grande en su tamaño real, 58.4 cm de alto. Y la materia dista mucho de ser "noble", se trata de un bloque de  piedra calcárea en la que, ni siquiera el color le acompaña. Pero ... ¿Qué queréis? ¡Me encanta!

Se trata nada más y nada menos que de dos figuras abrazadas (algo obvio, por otra parte), que se besan. 
Lo que me encandila de ella es la sencillez y a su vez la fuerza del mensaje que transmite. El título dice mucho "El beso". Y es que el beso, un beso real, un beso con sentimiento, produce algo así como una unión total con la otra persona. ¿Tuvo Brancusi aquí algo más que su intención de volver a los orígenes, al arte primitivo, a la escultura prehistórica? ¿O tuvo la intuición de volver al origen de las cosas, a la sencillez de los sentimientos expresados en toda su pureza y libertad? 
Algunos críticos de la obra comentan que en este trabajo no hay sentimiento, no hay pasión, no hay amor ni romanticismo, que representa dos personas que se besan pero sin más, por el simple placer de hacerlo. A mi pobre entender, esta obra sencilla está cargada de fuerza simbólica, de expresividad. Quizá no sea la intención del autor pero yo veo en ella la expresión del amor verdadero donde dos cuerpos se funden en uno mismo (el mismo bloque de piedra). Así, en toda su sencillez y ... en toda su grandeza. Una obra para hacer pensar, sin duda, a cualquier espectador que se detenga ante ella, sobre la esencia del amor, del abrazo, del beso. Es como si nos quisiera decir, olvidémonos  de lo superficial, de los adornos, de las florituras... quedémonos con lo esencial, lo original, lo auténtico. Por último, mi mirada se detiene en los brazos que se prolongan alrededor del bloque de piedra hasta rodear ambos cuerpos y unirlos en un abrazo. Así, en perfecto equilibrio, en situación de igualdad.
Esta obra me hace conectar con las palabras que sobre el abrazo, escribe Laín Entralgo en su libro "Teoría y realidad del otro". Transcribo: "Quienes amistosamente se abrazan ¿demuestran o simbolizan  con ese acto un deseo  inconsciente de ocupar el espacio del otro? En modo alguno. Mirado desde el punto de vista esencial y simbólico,  quien abraza muestra estar deseando que su lugar en el mundo -su espacio más propio, el espacio de su cuerpo- se halle en contacto con el lugar del otro. Como el verso de Rilke: "sólo donde tú estás nace un lugar", o sea, sólo donde está tu persona hay para mí un espacio habitable. Porque, como afirma  de nuevo Rilke, "Los amantes incesantemente producen, el uno para el otro, espacio, anchura y libertad"

Pero otro día hablaremos de abrazos, ... también de miradas.... y de sonrisas

Ahora, retomando el beso me gustaría despedirme hoy con esta rima de nuestro gran poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer: 

Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso...¡Yo no sé 
qué te diera por un beso!


sábado, 28 de septiembre de 2013

Hogar...dulce hogar


¿Es la casa un hogar? o ... cuando una casa se transforma en hogar.
Una vez leí un pequeño libro que se titulaba "La intimidad". No recuerdo el autor, pero me pareció interesante el significado simbólico que proponía para cada parte de la casa, hasta el punto de que intenté hacer un pequeño proyecto artístico con uno de mis grupos de alumnos.
El fragmento dice lo siguiente:
"La casa es el escenario donde se desarrolla la vida familiar. ENTRAR EN NUESTRA CASA ES ENTRAR EN LA INTIMIDAD DE LOS NUESTROS. La casa nos acoge frente a la extrañeza y la agresividad de lo de fuera. La casa se nos manifiesta  como lo definitivo, lo permanente; en los demás sitios, en cambio, estamos de paso, aunque nuestra estancia pueda ser más o menos duradera, siempre es un paréntesis que hay que cerrar volviendo a casa. NUESTRA CASA ES UNA PROLONGACIÓN DE NUESTRO  YO; en ella están plasmadas materialmente muchas elecciones, ilusiones, deseos que son parte importante de nuestro itinerario biográfico. Los libros de una estantería nuestra no son unos libros cualquiera, sino que han sido entresacados de entre miles, llevan la marea de nuestras preferencias intelectuales. Los cuadros, con quienes mantenemos una relación estética anuncian también nuestros gustos artísticos muy concretos. El diseño de los muebles atestiguan si nuestra personalidad es sencilla o barroca, elegante o vulgar; y así podríamos ir hablando del lenguaje de las telas y de los tapizados, de las alfombras, de los objetos decorativos: todo está diciendo algo de nosotros. Por eso, ENTRAR EN EL HOGAR ES ENTRAR EN NOSOTROS MISMOS".
A mi me gusta añadir, PERMITIR ENTRAR EN  NUESTRO HOGAR ES OFRECER CONFIANZA, COMPARTIR INTIMIDAD.
En una conversación mantenida con un conocido que se acababa de cambiar de casa me dijo.... "¡Ufff, esta casa todavía no es un hogar!"
Y es verdad,  una casa no se transforma en hogar hasta que la haces tuya, te familiarizas con ella, te sientes a gusto en su interior, te da seguridad y a la vez te procura refugio, ... El hogar es donde eres más tú mismo, donde aflora el verdadero ser, el de andar en zapatillas...Y si en ese hogar no habita solamente un "yo" sino que está acompañado por un  "tú" que se transforma en "nosotros"  el hogar se convierte en la morada de la felicidad por excelencia, donde el tocar el "cielo con los dedos" forma parte de la cotidianidad de la vida.
Hablando de estos temas una vez alguien me preguntó "¿Cómo es tu hogar?" (evidentemente, hablando en sentido metafórico, refiriéndose a,... quizás, mi interior). No os voy a decir aquí cómo percibo yo "mi hogar", pero sí me gustaría compartir una aproximación a lo que me gustaría que fuera. Allá voy:
Mi hogar sería algo así como...
Un lugar con mucha luz, con ventanales grandes, bien abiertos para que pueda entrar el sol, el aire, la luz, la vida...
Un lugar acogedor, cálido, silencioso pero con "hilo musical" en armonía con mi vida,
un lugar de confianza, de secretos y miradas que hablan  más que las palabras,
un lugar de reciprocidad, de encuentro.
Un alto en el camino donde llegar y descansar, recuperar fuerzas y seguir caminando.
Un espejo que refleja la paz y la armonía interior de las personas que en ella habitan.
Un fuego para calentar el corazón destruyendo el rencor,
una música para relajar el espíritu, una balada romántica susurrada en el oído del alma.
Una mesa preparada con la sencillez del cariño sincero y el regusto del manjar condimentado con las especias de la paciencia  y la dulzura.

Si, mi hogar será aquel donde todos los que lleguen  serán bienvenidos y puedan exclamar en la intimidad de su corazón, ... "hogar, dulce hogar" porque así lo sienten aunque estén de paso. Si, ese quiero que sea mi hogar.
Que ¿cuándo será realidad? Ummmm.... muy posiblemente en la morada eterna... mientras tanto....


domingo, 15 de septiembre de 2013

Cuando se me caen los ceros...

...a partir del punto!

Bueno pues ... aquí estoy de nuevo después de esta larga ausencia. ¡qué "malqueda" soy!!!
Antes de empezar con mis divagaciones quiero pedir disculpas a todos aquell@s que me siguen  más o menos asiduamente  porque durante todo el verano el blog estuvo prácticamente inactivo. Disculpadme, ha sido un verano de muchos cambios tanto externos como internos y he tenido que ajustar muchas cosas en mi vida. Ahora, en septiembre, las cosas vuelven casi a la normalidad, aunque ante una realidad distinta, nueva, atrayente pero exigente, ilusionada pero prudente...y, como dice el poeta, "caminante no hay camino, ... se hace camino al andar".
Pero no me quiero desviar del tema y me parece importante  empezar este nuevo recorrido AGRADECIENDO, porque no puede ser de otra manera.
Durante este verano he tenido permanentemente una imagen en mi cabeza: la de la "riqueza",  y una frase en mis labios que se repetía con cierta frecuencia, algunas veces dicha con cierto humor, otras con indignación: "se me caen los ceros a partir del punto". Intento explicarme: Todo empieza a principios  de verano gozando de unos días del calor de la familia en Marbella, todo lujo y glamour a mi alrededor, pero ... ¿qué hago yo aquí? me preguntaba internamente una y otra vez, vamos, realmente como pez fuera del agua. Continuamente aparecían en las distintas conversaciones a lo largo del día "los ceros después de punto"... (y no hablo solamente de  las unidades de millar, sino también de las de millón). Observando mi alrededor, estuviere donde estuviere, coches, apartamentos, yates, fiestas, reservados, mirase donde mirase, en mi imaginario personal sólo se representaba una y otra vez el símbolo del euro como el dólar en los ojos del tío Gilito en los cómics de cuando era niña, y le repetía al anfitrión de la casa que me acogía "..., esta gente puede gastarse en un minuto lo que yo gano en todo un año". Decididamente este pequeño espacio de tierra me viene grande,¡más que grande!. Yo pertenezco a otro mundo, el mundo pequeño... digamos... el que se mueve en las centenas y, en algunos casos, con mucho esfuerzo y un golpe de suerte, en las unidades de millar.
Pero, como decía arriba, mi verano ha sido un "verano de contrastes" y después del lujo de Marbella viajé a mi Galicia natal, a re-encontrarme conmigo misma; a re-ordenar mi yo más íntimo; a re-gustar la paz interior allí donde tiene su reino la exterior;  a re-tornar a la sencillez allí donde lo sencillo es la vida misma, el tiempo de las estaciones y las cosechas, la importancia de las cosas del cada día; a re-orientar el encuentro personal con el tú y con el Tú.
Sí, cada paso que doy en mi vida estoy más convencida, pertenezco al mundo pequeño. Pequeño sí, pero inmensamente rico en sabiduría, en belleza, en cariño, en comprensión, en lealtad, en admiración, en superación diaria, en respeto hacia la otra persona, en compromiso... podría seguir...
Y en ese mundo hay algo de lo que sí puedo presumir y además, con mucho orgullo: de llegar en número más allá de las centenas de billón, ¡sí, incluso más!, (se le pueden añadir tantos ceros como creáis conveniente hasta llegar al infinito)... y aquí sí que no dejo caer ni uno, los conservo todos. Y ese algo es el AGRADECIMIENTO.
En estos dos meses de verano he podido sentir, hasta físicamente el cariño sincero,  el apoyo incondicional y el respeto protector de los que me rodean y de los que sigo gozando cada día, infinitamente. 
Los que me conocen saben que es un momento importante en mi camino y están ahí, y siguen ahí, con la prudencia y la distancia justa para no invadir mi espacio, pero siempre pendientes de cubrir mis necesidades cuando algo necesito... Y dejadme que os lo diga chic@s ¡me hacéis sentir tan pequeña... pero a la vez tan grande! Las dos cosas, pequeña y grande y no son incompatibles más bien en este momento se complementan a la perfección.
Me siento pequeña ante tantas muestras de cariño recibido, gestos de apoyo, palabras de ánimo... me asombro ante la  cercanía de personas que nunca me hubiera esperado y, de igual manera, me sorprendo también de algunas otras con las que creía que podía contar y ... ¡no han estado a la al altura!. He vivido en experiencia propia aquello de "la amistad verdadera en los momentos difíciles se constata", esas personas que no solo permanecen  sino que se activan y se ponen manos a la obra para facilitarte el camino en aras de que la caída sea menos dolorosa, para  ayudar a levantarte si tropiezas ofreciendo su mano, para  caminar contigo el trecho necesario para que te sientas segura, para enseñarte a interpretar las señales más difíciles, en fin, para estar simplemente ahí, cerca de ti, por si las necesitas... Este verano he vivido tal "ola" de generosidad y afecto que me siento abrumada cada vez que lo pienso... y ¡creedme! lo pienso con mucha frecuencia. ¡Y eso es lo que me hace sentir grande... la gratitud, el agradecimiento... y aquí es donde los millones de ceros se me pierden en el infinito y la palabra deja paso al silencio, un silencio "limitante" porque no hay palabra que pueda expresar el sentimiento profundo que llevo dentro. Y lo pienso una vez más, y quiero dejar constancia por escrito y públicamente de mi anhelo y preocupación... ¡Ojalá cuando cualquiera de estas personas me necesite, sepa estar a su lado y ser digna de llamarme amiga, hermana. ¡Me da miedo pensar no saber estar a la altura!
No, no necesito yates atracados en el puerto de Marbella de millones de euros, ni apartamentos de gran lujo de los que disfrutas pocos días al año,  ni coches último modelo con las mejores prestaciones y más velocidad que te hacen sentir libre. Me bastan mis pies para seguir caminando, y "mi gente" para seguir amando.
Y esto va para vosotr@s familia y amig@s, os lo digo con mayúscula gritado a los cuatro vientos: 

GRACIAS POR ESTAR AHÍ, POR VUESTRO CARIÑO Y APOYO.
GRACIAS POR PERMANECER. 
OS QUIERO.

viernes, 5 de julio de 2013

L'esprit de L'escalier


"L'esprit de L'escalier colpisce quando ti rendi conto di essere arrivato fino in fondo alle scalle e di non avere detto tutto quello che avresti voluto dire. Sono i momenti in cui ti vengono le battute migliori, le risposte più argute e... non sei più in tempo per pronunciarle". (Paola Calvetti. Noi due come un romanzo; p.34)

Me resulta difícil recordar si alguna vez he podido ¿disfrutar? de este espíritu. Para comprender mejor su significado, como es habitual en mí, recurro al diccionario y a sus distintas acepciones y explicaciones.
"L'esprit de L'escalier", del francés: "El ingenio de la escalera". Es una expresión que describe el acto de pensar en una respuesta ingeniosa cuando es demasiado tarde para darla. Este fenómeno viene generalmente acompañado de una sensación de pesar y arrepentimiento, una "consciencia intranquila". La frase se utiliza cuando nos viene a la cabeza un insulto o una réplica ingeniosa  demasiado tarde, cuando ya estamos bajando la "escalera de la tribuna", habiendo perdido la oportunidad de lanzarlo. Data de la época en que la palabra "esprit", que significa espíritu o mente, se usaba para designar "ingenio".
Intento repasar mis conversaciones, las superficiales pero también las profundas, las importantes, las decisivas, aquellas que, en una relación, pueden inclinar la balanza hacia una reconciliación o hacia la ruptura definitiva... Y no recuerdo nunca la sensación de quedarme sin decir lo que tenía que decir en el momento apropiado... Quizá es que nunca fui muy dada a prepararme discursos pensados previamente para, si el momento así lo requería, no dejarme nada en el tintero. Quizá es que en mi forma de entender las relaciones con los demás, aunque algunas veces pasen por momentos difíciles, no llevan adjuntas la modalidad de discurso a base de "palabras-dardo" cuyo único objetivo es acertar el centro de la diana y apuntar donde más duele. Quizá es que en mi diccionario propio, aquel  que vas formando con el paso de los años y el cúmulo de experiencias y saberes, los insultos y las formas ingeniosas para herir al otro no forman parte del vocabulario adoptado... y si, pensándolo detenidamente puedo asegurar que en mi vida nunca he tenido necesidad de "vomitarlas" posteriormente.
Creo que en mi vida  siempre he dicho lo que tenía que decir en el momento que así lo requería, es más, siempre he pensado, después de alguna conversación delicada, que si en el momento no surgió esa palabra, esa expresión, comentario, pensamiento, idea... quizá es porque no tenía que decirla.
Además soy de las que pienso que no es imprescindible quedarse con la última palabra o ... más bien creo que la mejor palabra es la que queda sin decir.
Me viene a la mente un dicho que corre por ahí que dice más o menos así..."no digas nada de lo que luego te tengas que arrepentir"... Y es que las palabras significan, y por su significado se convierten, en ocasiones, en armas de doble filo... 
¡Qué pobre es la inteligencia humana que utiliza la palabra para destruir o provocar dolor en la otra persona! ¡Qué tristeza la de las personas que llevan en su vocabulario propio palabras de destrucción y violencia! Y sin embargo... ¡Qué bendición para el mundo esas personas que en su laboratorio interior transforman las palabras-dardo recibidas en palabras -semilla  preparadas para sembrar amor! Porque no sé si os habéis fijado, pero esas personas existen... sólo hay que utilizar la mirada profunda para percibirlas.

martes, 11 de junio de 2013

Espacio y tiempo ... ¿límite u oportunidad?


Leía, el otro día, un artículo sobre los límites del ser humano. El límite, los límites, aquello que nos define, dibuja, limita, ¿restringe? ¿coarta?. Muchas veces he pensado en ello.

El artículo decía que  son dos los límites fundamentales de la persona: el espacio y el tiempo.

El límite del tiempo lo explicaba más o menos así: el ser humano es temporal, toda existencia tiene un comienzo y un fin. Y en ese transcurrir temporal del pasado al presente hacia el futuro toda persona se procura cuidado y preocupación. Este tiempo en el que estamos insertos se constituye desde la finitud, desde la muerte venidera y por tanto, su rasgo central es la transitoriedad. Sólo el amor tiene la capacidad de trascender el tiempo e instalarse en la eternidad, en el "para siempre", porque el amor que lo es, el verdadero, es eterno e inmortal.

En cuanto al límite del espacio decía lo siguiente ayudándose de los razonamientos de Heidegger a propósito del tema: toda persona ocupa un espacio, tiene una dimensión corporal que la define y la limita y desde la cual, se relaciona con las cosas. Dos son las características fundamentales del espacio: el des-alejar y el con-ceder.
Con el  des-alejar, el filósofo alemán se refiere a la tendencia natural del hombre de hacer desaparecer las distancias. El espacio se constituye como el ámbito donde yo puedo encontrarme con los otros, ya sean objetos, animales o prójimos. Con el con-ceder se refiere a que el ser humano que lo es de verdad está permanentemente regalando espacio, dejando ser a las cosas en su propia espacialidad. El otro de los significados de la raíz alemana "raum": despejar, limpiar, ordenar, encuentra su correspondencia en el principio de "espacio vital". Y todo el mundo necesita su espacio vital para poder vivir, algunos se ven incluso en la necesidad de conquistar ese espacio vital, otros lo acaparan desplazando a los demás del suyo propio... 
Ahora bien, si nos quedamos con el primer significado de raum con-ceder, otorgar surge, de nuevo, el amor como el ejemplo más perfecto.

"Sólo donde tú estás nace un lugar" escribió Rainer Maria Rilke  en uno de sus sonetos... Y es la comprensión de esta idea lo que me estremece y da sentido y significado pleno a la palabra amor: porque en el amor el ser querido no se desplaza ni desplaza, sino que, con él,  se crea un espacio nuevo, ya no hay tú y yo, se crea el nosotros. No hay pérdida o invasión del espacio vital, hay creación de un espacio nuevo. Y esa espacialidad propia del amor, el encuentro entre dos amigos o amantes tiene su  gesto más característico en el abrazo, (otro día escribiré sobre el abrazo... y el beso) que es la expresión viva de la fusión de los espacios de cada uno en un "nuestro espacio". Quienes amistosamente se abrazan muestran estar deseando que su lugar en el mundo, su espacio más propio, el espacio de su cuerpo, se halle en contacto con el lugar del otro. Ninguno puede perjudicar al otro  limitándolo, porque el uno al otro se dicen, "sólo donde está tu persona hay para mí un espacio habitable". 
En el amor se abre un nuevo espacio ilimitado (amplio, vasto, libre), donde hay alimento y actividad y al mismo tiempo calor, hogar... entonces, en el amor, el lugar se convierte en hogar... ¿Y el tiempo?... ¡en eternidad!
Sólo el amor es capaz de trascenderse a sí mismo, ...sólo en el amor seremos capaces de trascendernos a nosotros mismos, ... en el espacio y en el tiempo. Sólo desde el amor podremos las personas  construir un espacio habitable.

Espacio y tiempo... ¿límite u oportunidad?

jueves, 16 de mayo de 2013

¿kasachiki?


También podría titular este post como "Reflexiones desde el camino" pero, después de unos instantes de duda he preferido dejarlo como está ya que el sentido de este saludo tan especial es el centro de mi reflexión personal en estos últimos días.
Y es que, pienso muchas veces en ello, sobre todo, cuando viajo en metro o en autobús por la ciudad o, simplemente salgo a caminar por la calle y estoy un poco atenta a lo que sucede a mi alrededor. Ojalá sea yo la única pero, por lo que percibo creo que es una cuestión general..., sino social.
Y mi reflexión me lleva una vez más a caer en el "topicazo" que muchos "gurús" de la comunicación  han acuñado como leiv-motiv de sus distintas intervenciones ante un gran público preocupado por las muchas preguntas y sediento de muchas más respuestas  ante los "problemas de comunicación surgidos en la sociedad actual". Me refiero a la expresión: "en la era de la comunicación existe mayor incomunicación que en ningún otro tiempo".
¡Vaya paradoja!, pero es que .... a mi pobre entender los medios facilitan la comunicación pero no la crean... entonces, quizá el problema, tenga otra raíz... y quizá, la raíz puede ser el ser humano mismo. Necesitamos con urgencia recuperar la sencillez (y a la vez  la grandeza) de ser personas y relacionarnos como tal. 
Y las personas que se creen que lo son van por la vida con confianza, mirando al otro como prójimo, como igual, no lo ven como un rival o como el enemigo que acecha.
Las personas que se lo creen aceptan su vulnerabilidad y la protegen pero no en demasía, y mucho menos con  miedo a ser heridos o sentirse atacados.
Las personas que se lo creen superan los avatares de la vida con elegancia, levantándose tantas veces como sea necesario, siempre una más de las veces que han caído.
Las personas que se lo creen no hacen de sus vicisitudes un canto al victimismo sino que viven sus derrotas como una muestra más de su hacerse diario.
Las personas que se lo creen están convencidas de que su vida no es en vano, y de que su objetivo es construir en vez de destruir, ayudar en vez de entorpecer, hacer el bien en vez de perjudicar, colaborar en vez de automarginarse, ... en fin, las personas que se lo creen son muy conscientes de que su origen y su fin es el mismo que el de todos los demás de su especie, de que no son más ni menos  y por eso hacen del respeto, la sencillez y la humildad el estandarte de su bandera que lleva como fondo el blanco de la paz.

Vuelvo al camino. Hace tiempo ya, un día, alguien me saludó de la siguiente manera "¿KASACHIKI? ¿JAMAYA PIA?... La verdad es que me sorprendió tal saludo pero no caí en la desconfianza. Sabía que un insulto no era, ante todo por la persona que me lo traía, pero  el no entender lo que te están diciendo provoca en uno una especie de desazón e incomodidad que es muy difícil de disimular. Minutos después llegó la aclaración:
¿Kasachiki? ¿Jamaya pia? es la forma que los indios Pemones de la Península de Guajira, en Venezuela,  utilizan cuando se encuentran.  Pero es un saludo que conlleva  algo más que nuestro "hola" habitual cuando dos personas se encuentran en el camino. Era el ritual sencillo de un encuentro que suponía "tomar contacto" con la otra persona, mirarla a los ojos y preguntarle ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?, pero no por cumplido, o por salir del paso sino desde dentro. No lo que, algunas veces, hacemos  como mero formalismo de la "buena educación" sino desde el fondo del corazón. Es un saludo que significa encuentro con lo que la otra persona lleva por dentro y ... desde dentro.
Y, una vez más volvemos al camino, dos palabras, ENCUENTRO y CAMINO. Dos palabras que significan por ellas mismas. Dos personas se encuentran cuando van de camino, por el mismo camino.
 Muy relacionado con esta idea, en otra ocasión leí  cómo se saludan dos personas en la cultura china  cuando se encuentran:  NI HAO MA, WAN AN. No es éste tampoco, un saludo que corresponda simplemente a “Buenos días”, “Buenas noches”, ¿Cómo estás?. Sino que se preguntan: ¿De dónde vienes?, ¿A dónde vas?... y si uno quiere dar una respuesta concreta la da y sino responde “Vengo del norte y voy al sur”. Este saludo añade un "plus"  a la idea de encontrarse en el camino. Ante todo el saludo como  signo de respeto hacia la otra persona y después el uso de la libertad en la profundidad de la respuesta que estemos dispuestos a dar.

Vuelvo al camino, pero quizá esta vez me despierto de mi propio "enmimismamiento" y me doy cuenta de que al camino lo ha desplazado la calle, de que la suavidad de la tierra mojada ha sido sustituida por la dureza del negro asfalto, el trinar de los pájaros por el pitido agudo y ensordecedor  de los semáforos y los bocinazos roncos de los automóviles, la brisa del viento norte al atardecer por las bocanadas de aire maloliente que desprenden las alcantarillas en la plena sequedad del mes de julio, el encuentro con el caminante solitario y solidario que acompasa sus propios pasos con el latir de su corazón por la multitud de transeúntes acelerados y cabizbajos que portan sus múltiples preocupaciones y sufrimientos en las elegantes carteras que sostienen en su puño cerrado...
¿Quién se atreve, en estas condiciones, a levantar siquiera la cabeza para expresar un ligero gesto de humanidad?... Y sin embargo, creo que es urgente y apremiante recuperar desde los detalles sencillos no sólo al ser humano sino al "ser persona".
Decidme, ... ¿Quién da conmigo el primer paso? o, ...  mejor aún ¿quién sabe de alguien que haya dado el primer paso para que yo me una a la causa?

Una vez más, vuelvo al camino, al mío,  con el propósito firme de que todo caminante que me encuentre se lleve al menos un "¡que tengas un buen día, caminante!".

Y sigo caminando.

miércoles, 1 de mayo de 2013

¿Qué hay en tu fondo de ALMARIO?


Cuando llega el cambio de estación suele haber también  lo que los estilistas y "personal shopper" llaman cambio de fondo de armario. Y no voy a entrar en distinción de géneros porque cada vez es más frecuente en ambos.
Un cambio de armario conlleva revisar la ropa, calzado y complementos del año anterior y ver lo que ya ha pasado de moda, lo que  no se lleva desde hace años y sigues conservando, lo que está viejo pero guardas con cariño y lo que  no quieres porque sencillamente ha dejado de gustarte. 
Si por casualidad os interesa el tema, os invito a que hagáis un recorrido rápido por la red y observaréis que existen cantidad de páginas, blogs y demás, ofreciendo los mejores consejos, paso por paso,  para llevar a cabo dicha encomienda con éxito. Esto es un ejemplo:
1. Aprovechar para deshacerse de prendas
2. Hacer un inventario con las prendas que guardemos.
3. Doblar bien la ropa para que no adopte formas ni dobleces extrañas
4. Embalar bien par que no se estropee.
5. Las prendas largas, mejor colgadas de perchas con botones y cremalleras abrochados. Protegerlos con fundas.
6. El calzado, mejor guardado individualmente.

Y yo me pregunto ... bueno... y todo esto ¿para qué?. En el armario guardamos una parte importante de lo que afecta a nuestro aspecto externo. Cómo nos vestimos, cómo nos movemos, forma parte de nuestra personalidad. Es, de alguna manera, cómo queremos mostrarnos al mundo, cómo queremos que los demás nos perciban, cómo queremos resaltar nuestro "ser único".
Sin embargo, es bien sabido por todos que  la personalidad no se agota en la imagen externa, diría más, a mi pobre entender, la imagen externa es la punta del iceberg de nuestro gran mundo interior. Y ¡eso es lo que realmente nos diferencia y nos hace únicos!!!: Lo que hay en nuestro fondo de "ALMARIO". 
Y lo que hay dentro de las personas no es siempre lo mismo, ni en cantidad ni en calidad. Todas las personas no valen lo mismo por dentro. En las almas ocurre como en los armarios, las hay vacías y llenas, que guardan objetos de valor o meras baratijas, limpias y sucias, ordenadas y desordenadas, ... las hay de todas clases y de los colores más variopintos: hay almas grisáceas, en blanco y negro, con colores pastel o tonos armónicos, contrastes estridentes... también hay almas sin color.
Y, como en los armarios, no estaría de más hacer también, de vez en cuando, cambio, o mejor, limpieza, en el  fondo de nuestro almario. Siempre es bueno hacer inventario de nuestras mejores intenciones, despertar los sentimientos dormidos, recuperar las emociones olvidadas, verificar las heridas curadas, remover los  silencios pesados, revivir los recuerdos entrañables, alimentar las esperanzas truncadas, desterrar los comportamientos agresivos, mejorar las relaciones superficiales, ...
De vez en cuando... quizá muy de vez en cuando, es bueno revisar nuestro fondo de aLmario. Eso sí, cada uno el suyo. Aquí no sirve que otros lo hagan por ti. 

Y tú... ¿Has pensado alguna vez que hay en tu fondo de ALMARIO?

domingo, 28 de abril de 2013

Con pies descalzos ...


Camino, caminar, movimiento, pies, zapatos, calzarse, descalzarse... ¿Felicidad?
Una vez más... esas ideas que llevan tiempo "ocupando"  mi mente confluyen en una constatación de vida... La felicidad crece a lo largo del camino, en el recorrido de cada día.
A estas alturas, después de "leerme" habréis notado que varias imágenes se repiten con frecuencia en mis posts.
Y sí, una de ellas es el camino... como imagen de nuestro avanzar en la  vida. Y nadie lo dice mejor que el poeta..."Caminante no hay camino, se hace camino al andar"... Pero para caminar son imprescindibles los pies y muchas veces, por comodidad y protección, también los zapatos.
En estas cosas pensaba cuando, esta mañana decidí revisar mi portfolio artístico para actualizarlo. Cuando de repente, en la presentación aparece una imagen de mis zapatos pensé... "Ufff!!!, las personas que vean esto ¿qué pensarán?". Digo esto porque, en un principio no parece una muy buena carta de presentación. Si nos ponemos a buscar significados de los zapatos, de los pies... podemos encontrarnos cosas muy alejadas de lo que realmente quiero transmitir con ellos.
Y es que siempre me ha interesado el tema de los zapatos,  de la acción de calzarse y descalzarse, pero no desde el fetichismo o la simbología sexual, sino como signo de reverencia y admiración de la otra persona, como acción de "ponerse en el lugar del otro", "to put oneself in someone shoes". ¡Eso sí que es difícil!!!
Y así lo aclaraba en mi portfolio :
"¿Por qué zapatos? Más allá de la simbología sexual o fetichista que podamos adjudicar a los zapatos o al calzado en general me interesan los zapatos en el sentido de las frases más arriba mencionadas, los zapatos como tema  de mi obra, los zapatos gastados por el camino y por el tiempo, los zapatos como molde que se adapta perfectamente al pie que me sostiene y me permite moverme y cambiar de dirección, que me permite llegar donde quiero llegar y regresar al más cálido y entrañable hogar... son mis zapatos no como instrumento de uso o símbolo sexual, sino como parte de mi yo y de mi preocupación por mi (el) ser social".
Investigando un poco más sobre el tema me interesé en  la relación que existe entre la felicidad y los pies descalzos... otra metáfora sin duda, para mí de las más bonitas o, cuando menos, llamativas. Me explico:
Bienaventurado (cfr. Mt 5) viene de la raíz ASHREI  que significa feliz, dichoso, que a su vez viene de la raíz ASHER que significa planta del pie. ¿Descubrió Moisés la felicidad al acercarse a la zarza y escuchar la teofanía: "No te acerques; quítate las sandalias  de tus pies porque el lugar que pisas es sagrado"? (Ex 3,5); ¿Alcanzó Ruth la felicidad cuando en la era descubre los pies de Booz y se acuesta a su lado? (Ruth 3,4)
¿Quiso María conquistar la felicidad cuando derramando el perfume de nardo sobre los pies de Jesús los enjugó con sus propios cabellos? (Juan 12,3) o ¿nos demostró Jesús que sólo podemos alcanzar la verdadera felicidad arrodillándonos, lavando los pies al hermano y enjugándolos con la toalla que portamos ceñida a la cintura siguiendo su mismo ejemplo? (Juan 13,5)...
Gestos sencillos, concretos, cargados de emotividad y sentimiento. Gestos que expresan reverencia, amor, humildad, admiración, respeto, sencillez, cercanía, compasión, pero que, manipulados por las muchas veces equivocadas interpretaciones de nuestra herencia cultural, se quedan en meros gestos de significado erótico y sexual con acento casi perverso ... ¿o no?
En nuestra sociedad hablamos mucho del corazón, utilizamos hasta la saciedad la semiología y semiótica visuales relacionadas con todo el campo semántico del amor, desvirtuando muchas veces el mensaje, prometiéndonos la felicidad más completa solamente adquiriendo tal o cual producto, haciendo tal o cual cosa, viajando a tal o cual lugar... 
Cuanto más pienso en ello, más me gusta la relación ASHREI, "dichoso", "bienaventurado", "feliz" y ASHER "planta del pie"... porque la felicidad, la dicha, la bienaventuranza no es la pasividad, la quietud, la inactividad, el aislamiento del que espera a que le venga todo dado alentado por falsas promesas en un lado del camino, sino más bien la actividad, el avance, el progreso, la relación, el encuentro del que va en busca de los demás y les sale al camino. 
Porque la felicidad es avanzar siempre adelante, mirando atrás únicamente para agradecer el pasado. 
Porque la felicidad es relacionarnos con todas las demás personas que nos encontramos y con quienes hemos de aprender a caminar ese trecho de camino, con quienes compartimos nuestros dolores y sufrimientos del momento, sabiendo que el camino es nuestro y aceptando que cada uno tiene el suyo, distinto, singular, único...
Porque la felicidad es caminar al lado del otro, respetándolo y, cuando la ocasión lo permita,  ponernos en su lugar y compartir su dolor y sufrimiento con el fin de aliviar su carga. 
Porque la felicidad es caminar con los pies descalzos, (al menos, los "pies del alma") como gesto de admiración, respeto, sencillez, humildad, reverencia y amor a los demás, a uno mismo y a Dios.

martes, 23 de abril de 2013

Tres cantares ...



...enviados a Unamuno en 1913.

No quiero dejar que pase el día sin detenerme en el camino y dedicar un momento al recuerdo. Hoy, en el día del libro, en este minuto de sosiego y paz robado a la vorágine del día nadie mejor que Antonio Machado para llegar a lo profundo del alma.
En esta poesía se unen mis dos "ídolos literarios", el poeta y el filósofo y escritor: Antonio Machado y Miguel de Unamuno. Para mí, los dos grandes de la literatura española.

1
Señor, me cansa la vida,
tengo la garganta ronca
de gritar sobre los mares,
la voz de la mar me asorda.
Señor, me cansa la vida
y el universo me ahoga.
Señor, me dejaste solo,
solo, con el mar a solas.

2
O tú y yo jugando estamos
al escondite, Señor,
o la voz con que te llamo
es tu voz.

3
Por todas partes te busco
sin encontrarte jamás,
y en todas partes te encuentro
sólo por irte a buscar.

Antonio Machado. POESÍAS COMPLETAS


lunes, 15 de abril de 2013

Y cuando tejes tu propia vida...

... algunas veces, el ovillo se enreda.

"En la vida de algunas personas  se producen enredos semejantes a los que se dan en las madejas de lana cuando se está confeccionando un jersey. Y ese enredo, producido por pequeñas incomprensiones, indelicadezas, cansancios, olvidos, cambios de estado de ánimo, aburrimiento, ... a veces rompe un largo discurso en donde habla más el corazón que la cabeza y en el que el estrépito y la fuerza de las palabras  terminan siempre por discurrir por el cauce previsto (...) 
Estas tempestades del alma de las que todos somos alguna vez sujetos activos o pasivos, no tienen mayor trascendencia de la que pueda tener una fuerte lluvia de verano. Lo importante es que nos coja a cubierto, sabiendo que lo verdaderamente importante es la próxima salida del sol, que para el alma será la alegría de reencontrarse sin ese peso dolorido que le impedía  casi hasta la respiración física".
Del libro: La intimidad, p.158

Y cuando el enredo en la madeja es de  tamaño tal  que nos imposibilita  continuar tejiendo es hora de hacer un alto en el camino, rendir  un tributo a la paciencia, sentarse a un lado, coger el hilo con las manos y poco a poco, momento a momento, día a día, liberar el hilo para poder seguir tejiendo ...sólo es cuestión de tiempo.

miércoles, 10 de abril de 2013

Tejer la vida misma


Hace ya algún tiempo leí un libro que trataba sobre el arte de tejer... Y ¡lo que son las cosas!, por aquello de la asociación ideas y recuerdos me ha hecho volver a mi infancia ¡cosas de la vida! Y es que ... cuando se ha tenido una buena infancia... todo recuerdo es agradable o, al menos, los malos recuerdos, si hay alguno, quedan solapados  por los buenos... en mi caso es así, ¡será por la memoria selectiva que dicen que tengo!... Pero es verdad, mi infancia, pocos malos recuerdos la habitan y, por el contrario, los buenos afloran constantemente  en mi recuerdo y me hacen "sonreír por dentro".
A lo que iba, hace tiempo leí un libro, no era técnico, ni mucho menos, digamos, una historia novelada, entretenida; pero es en este tipo de libros  donde algunas veces, se me queda "enganchada la neurona" dando vueltas y más vueltas a una idea... hasta que sale algo nuevo. Este proceso puede durar más o menos tiempo, ¡pero siempre sale algo!
En dicho libro cada capítulo iba introducido por los pasos a seguir para  empezar a hacer punto... punto ¡sí!, con dos agujas(gruesas o finas, de metal, madera o plástico), una lana (más o menos bonita, de color o no, fina o gruesa...) y ¡muuuuuucha paciencia!.
Yo aprendí a hacer punto cuando era muy pequeña, me gusta hacer punto, me entretiene, me relaja. Y aprendí "por contagio", mi madre también hace punto y cada vez que pienso en mi madre una de las imágenes que me enternecen es recordarla apoyada en el canto de la cocina, con su delantal atado protegiendo en el bolsillo  el ovillo de lana de la posible suciedad del suelo, una aguja a cada lado y dale que dale, vuelta tras vuelta haciendo crecer su labor hasta transformarla en un bonito jersey para mi padre o una moderna chaqueta para cualquiera de mis hermanas o para mí misma... y ¿por qué no? una bufanda multicolor para protegernos del duro frío del invierno a cualquiera de la familia... Curiosamente, ahora que lo pienso, siempre trabajaba para los demás... pocas veces la he visto tejiendo para ella misma.
Últimamente, desde mi "mundo interior" me he puesto a pensar en la relación tan estrecha que se puede establecer entre tejer un jersey y "tejer una vida"... Y ¡sí! la vida se va tejiendo cada día, minuto a minuto, momento a momento y sólo depende de cada uno  el conseguir finalizar el trabajo, un trabajo bien hecho. No importa la dificultad del punto, con un "punto liso" puede quedar una obra perfecta... lo importante es caer en la cuenta de que nadie puede tejer la propia vida más que uno mismo, como todo el mundo sabe que un jersey no puede ser tejido por dos personas distintas, por mucho que se parezca la forma de tejer, siempre se notará que son distintas manos. Para ser original, cada tejedora teje su obra, cada ser humano su propia vida.
Pues bien, la autora de dicho libro establecía los siguientes pasos para aprender a tejer. Aquí los dejo por si aportan alguna luz par tejer un jersey ... ¡o la vida misma!:
Toda tejedora tiene que empezar en algún momento. He aquí lo que se necesita para iniciar:
  • Un par de agujas: pueden ser metálicas o de madera. 
  • Hilo: ¡El color y la textura dependen de ti!
  • Una aguja de lana y un ganchillo: se utilizarán para el fleco y al terminar el trabajo
1.Reunir el material: 
La elección de la lana tiene unas posibilidades de vértigo: las oleadas de colores y texturas tientan con visiones de un jersey o de un gorro, pero no revelan el duro trabajo requerido. Lo más importante es la paciencia  y la atención a los detalles. También a la buena disposición. El hecho de que suponga un desafío mantiene el interés, pero no elijas una muestra que esté totalmente fuera de tus posibilidades. Escoge siempre el mejor hilo que puedas permitirte y utiliza el tipo de aguja con el que tus manos se sientan más cómodas. Parece increíble que reuniendo una serie de cosas heterogéneas (el hilo suave, las agujas puntiagudas, las instrucciones, el ganchillo para pulir la labor, los elementos intangibles de la creatividad, la humanidad y la imaginación) se pueda crear algo que contenga un pedazo de tu alma. Pero sí puedes...
2. Montar los puntos: 
La única manera de empezar es tomar el hilo entre tus dedos y anudarlo. Se empieza y ya está. En la vida ocurre lo mismo. Aunque no todos los principios son iguales, por supuesto. Hay docenas de maneras de montar los puntos, que varían en función de la habilidad, en el diseño o, incluso, simplemente, en la probada efectividad. ¿Adónde quiero ir a parar con esto? A veces, lo que funciona para una labor no es lo mejor para la siguiente. Tienes que experimentar para ver qué funciona. Sin embargo, sea cual sea el método, existe una similitud: o lo intentas o no. De manera que haz  un nudo corredizo; haz una serie de lanzadas en la aguja y luego utiliza su compañera para atravesarlas y hacer un punto. Montar puntos es tanto una técnica como un acto de fe.
3. Hacer la muestra:
Del mismo modo en que tienes que dar pasitos de bebé antes de aprender a caminar, no puedes empezar tu prenda hasta que no hayas hecho un trozo de prueba. Así pues, haz unos cuantos puntos y compara tu trabajo con el modelo. Comprueba si la medida de tus puntos se corresponde  con lo que tendrían que medir según el patrón escrito. Luego haces las modificaciones necesarias ¿demasiado tirante? Inténtalo con agujas más gruesas. Puede ser que tengas que hacer otro cambio u otra prueba antes de terminar... tus puntos podrían cambiar a medida que vas adquiriendo experiencia. El misterio radica en que dos personas que utilicen agujas del mismo tipo y medida puedan hacer puntos de distinto tamaño y tensión. La magia consiste en que, aún con sus diferencias, ambas pueden crear algo igualmente maravilloso.
4. Del derecho y del revés:
Éstos son los puntos fundamentales de la calceta y la base de toda prenda. El punto del derecho consiste en una serie de lazadas planas y verticales que crean la cara del tejido, y el punto del revés, forma el dorso. Un lado es liso; el otro desigual. El derecho es lo que muestras al mundo; el revés, la suave y nudosa parte interior que mantienes en contacto con la piel.
5. Dominar un punto complicado: 
Resulta emocionante cuando empiezas a ver que la labor toma forma, cuando puedes hacer una pasada  tras otra sin ni siquiera mirarte las manos, cuando pasas del derecho y el revés a los ochos, al punto de cadeneta y a la labor de incrustación. (¡No hay nada como tu primer suéter con diseño de rombos!). Es la recompensa a la perseverancia. No dejes que se te suba a la cabeza ni te estanques en los mismos movimientos; aprende nuevos puntos y comprueba hasta dónde puedes llegar.
6. Soltarlo todo:
Lo único que tienes que hacer es perdonar.
7. Empezar de nuevo:
Toda tejedora tiene un jersey que dejó sin terminar, bolsas de retazos guardadas de las que nunca volvió a ocuparse y ¿por qué? ¿un cambio de moda? ¿un cambio de estación?... Si éste fuera el caso, ¿desharías los puntos y utilizarías el hilo para otra cosa? No, existe una esperanza secreta que te hace conservarlo, soñar que llegarás a hacerlo bien algún día, que lo retomarás y que, por fin, saldrá bien. Que esta vez todas las piezas encajarán. El error es esperar hasta que te sientas lo bastante renovada como para intentarlo de nuevo. Sencillamente, tienes que empuñar las agujas y seguir con ello de todos modos.
8. Cerrar los puntos:
No puedes dejar la prenda confeccionada en las agujas para siempre; al final, va a tener que existir por sí sola, sostenerse por sí misma. El truco está en pasar los puntos unos sobre otros de manera que se pueda sacar la aguja sin que se deshagan.
9. Coserlo todo:
Siempre resulta  más fácil tejer un jersey por partes: la delantera, la espalda, las mangas... La ventaja es que si una de las partes no te sale, puedes dejarla de lado y pasar a otra cosa hasta que estés dispuesta a terminar. No es lo mismo que rendirse: esto es ser lista. Trabaja en la prenda poco a poco hasta que estén terminadas todas y cada una de las partes y entonces podrás montarla. Cósela con una aguja de ojo grande y con una hebra de hilo fino del mismo color haciendo una puntada en cada punto alterno. Nunca supone un error planchar la prenda, colocarla en la tabla y dejar que el vapor elimine las arrugas para que así tenga un aspecto suave y acabado. A veces, lo único que quieres es contemplar las cosas un rato, mantenerlas frescas y perfectas tanto tiempo como puedas.
10. Ponerte lo que has hecho:
Esto puede ser lo más divertido: lucir un original  diseño que ponga de manifiesto tu calma interior. A veces resulta difícil ponerse algo que no parece ni mucho menos prefecto o que no salió como quisieras. Pero tú, póntelo de todos modos; celebra tu esfuerzo y tu talento. Y tu amor. Todas las tejedoras hacen punto con amor, incluso cuando están en los comienzos, coloradas de frustración. ¿por qué, sino, íbamos a crear nada? Sobre todo en un mundo que no necesita nada hecho en casa. No importa si las cosas no salen como tenías planeado. Todo momento es una obra en desarrollo; cada punto realizado te acerca un punto más. Podría ser peor, pero siempre es mejor. Cuando te pones algo que has hecho con tus propias manos, te rodeas de amor, y de todo el amor que hubo antes de ti. Verás, el verdadero logro es estar orgullosa de lo que has hecho. Yo sé que lo estoy. (Del libro: "El club de los viernes" de Kate Jacobs)

lunes, 8 de abril de 2013

El ¿dilema? del erizo


"Para defenderse del frío invernal, los erizos decidieron juntarse los unos a los otros para calentarse con su propio calor animal, pero, al acercarse, se pincharon y entonces se alejaron  nuevamente. Al alejarse tuvieron de nuevo frío y se volvieron a acercar para calentarse, pero se pincharon nuevamente y, una vez más, se alejaron, buscando alternativas para protegerse del frío y de las picaduras. Todo esto hasta que, después de varios intentos, los erizos encontraron la distancia adecuada que les permitía no pincharse sino calentarse, es decir, protegerse al mismo tiempo del frío y de la picadura"
A. SCHOPENHAUER
Parerga y Paralipómena, II,2.

He pensado muchas veces sobre este dilema... que quizá, no sea tal,  sino tan solo una cuestión de actitud ante los demás y ante la vida. 
Algunas veces, los escritos o frases pronunciadas  llegan justo en el momento de  la vida que nos hacen reflexionar más profundamente sobre lo que en ellos se nos dice... de alguna  manera, nos cala muy hondo, nos llega a lo profundo de corazón.
Este es mi caso con este fragmento. (También con su autor pero no es el tema del post). Como decía antes, he pensado muchas veces sobre ello. He vuelto una y otra vez sobre el tema... Y sinceramente... después de darle muchas vueltas, creo que no hay tal dilema.... sino más bien,  lo considero una  cuestión de actitud... actitud, si, ante el otro,... y ante la vida.
Los humanos somos seres sociales, es decir, necesitamos de los demás para desarrollarnos plenamente... y, ¡ay de aquel que elige estar solo!. Si al ser "humano" le sumamos el plus de ser  "persona", entonces, el otro se convierte en prójimo (próximo)... y ahí la lejanía se difumina e inevitablemente, se transforma en  cercanía, en proximidad,...
Los erizos como animales que son, deciden juntarse por pura supervivencia, para no morir durante el frío invernal. De la misma manera, cuando se hacen daño, aunque estando a gusto con el calorcito provocado por la cercanía de sus cuerpos,  también por supervivencia, deciden separarse... y así una y otra vez.
Quizá es que los erizos, al ser cuadrúpedos no han descubierto todavía que existe una parte de  su cuerpo en la que no crecen las púas, y ésta es la parte protegida, la que comunica directamente con los órganos vitales, con el corazón que late, con los ojos que miran, ... quizá no se han dado cuenta todavía... será porque son animales.
Puedo parecer un poco ilusa  pero sigo creyendo en la bondad de los "seres humanos", de los "seres personas" y me cuesta pensar en el "dilema del erizo" como una parábola de las relaciones humanas... Creo en la capacidad de las personas de caminar bípedamente, acompañando y dejándose acompañar en los distintos tramos del camino, unas veces en "soledad habitada" (porque el camino así lo requiere) otras, en compañía de sus prójimos queridos, con la seguridad de amar y sentirse amado desde la verdad, la sinceridad y la bondad de corazón que hay en cada uno de nosotros.
Quizá es que los erizos todavía no han descubierto que en su parte interior (como en la de cada uno),  en  la que no tiene  púas, está precisamente el corazón, ... donde habita el amor y ... donde habita el amor, el dolor de las heridas y los pinchazos provocados por las púas de superficie, queda superado en demasía.

martes, 2 de abril de 2013

Hacerle cosquillas a la vida

Siempre, cuando conduzco me gusta llevar la radio de fondo, como acunando mis "enmimismamientos". Es aquello de que oyes pero no escuchas, suena cual "hilo musical" de mis pensamientos varios, de mis "divagaciones interiores". En un momento en que "salgo de mi mundo" y presto un poco  de atención escucho lo siguiente... "hacerle cosquillas a la vida". Estaban publicitando uno de los programas que se emiten en la emisora durante la noche, de aquellos que acompañan a los insomnes, a los que no pueden dormir porque trabajan o a los que simplemente les gusta escuchar la radio, sin más, por el gusto de escuchar.
Bueno, a lo que iba.... "hacerle cosquillas a la vida"....  me gusta esa expresión... "hacer cosquillas a la vida".
Me parece una expresión tierna, cercana, familiar, infantil... vamos, del "mundo pequeño" como a mi me gusta llamar al mundo de la inocencia, de la sencillez, de la verdad, de la dulzura, de la niñez... ¿Quién hace cosquillas? ¿A quién se lo permitimos? ... Desde luego... así, de pronto, se me ocurre que alguien muy cercano y familiar... no a un extraño, por supuesto.
¿Y a la vida? ¿Cómo podemos hacer cosquillas a la vida? ¿A nuestra vida o a la de los demás? ¿Cuándo hacemos realmente cosquillas a la vida? ¿Cuándo la vida nos hace cosquillas? ¿Cuándo dejamos que la vida nos haga cosquillas?

Quiero  "hacerle cosquillas a la vida" en estos momentos de incertidumbre... a la mía y a la de los demás... porque haciendo cosquillas... ¡LA VIDA SONREIRÁ  DE NUEVO!... Para mí, ... para todos... para la vida misma.

Para "predicar con el ejemplo" dejo el primer intento de hacer cosquillas a la vida, o quizá al alma, como prefiráis. Si consigo  sacar una sonrisa del rostro cansado del final del día agotador con este vídeo, me doy por satisfecha. Dedicado especialmente a los que desean "hacer cosquillas a la vida". ¡Que lo disfrutéis!