lunes, 7 de octubre de 2013

...siempre quedan rescoldos



Me llama la atención las veces que la vida me sorprende en el vivir diario haciendo que me detenga un instante y reflexione una vez más  sobre los pasos dados, los amores vividos, las ilusiones perdidas, las experiencias acumuladas... y es como si.... pretendiese evaluarlas de nuevo preguntándome por qué no ha podido ser de otra manera, dónde me he equivocado...
... Y me ha vuelto a pasar la semana pasada. Estaba en clase de lengua con mis alumnos de 6º. El ejercicio que estábamos trabajando consistía en buscar el significado de algunas palabras, un sinónimo y un antónimo. Y le llega el turno a "rescoldo". Me sorprendo porque no saben lo que significa, ¡no saben lo que es un rescoldo!
Significado: Brasa pequeña que se conserva entre la ceniza. Antaño el fuego era un elemento muy común en todas las casas, pues se hacía la comida en la lumbre, en la chimenea que solía haber en la cocina. Resto de un sentimiento.
... En realidad, me detengo a pensarlo... ¡tampoco tienen por qué saberlo! pues quizá nunca han visto uno, ... por tanto, esa imagen del fuego incandescente que con el tiempo en calma se va apagando poco a poco, lentamente,  hasta convertirse en rescoldos y luego en cenizas, no forma parte de su imaginario personal. Y ... ni que decir tiene que si no funciona como imagen real menos como metáfora de sentimiento alguno. ¡Qué difícil es explicar las cosas a otros cuando no hay experiencias previas!!!!. Y, sin embargo, qué fácil resulta detener el tiempo en esos fuegos pasados y deleitarse una vez más en el sentimiento vivido.
Si, siempre quedan rescoldos, y a vida me sorprende de vez en cuando removiendo las cenizas y avivando los rescoldos,  pero  son rescoldos del agradecimiento, de la ilusión, de la sinceridad, del cariño, del respeto, ... esos que, cuando se avive el fuego de nuevo resurja con él  la llama del sentimiento limpio, puro, transparente, sincero, auténtico...
Ciertamente, qué maravilla de sabiduría popular condensada en refranero español... porque bien cierto es... "Donde hubo fuego siempre quedan rescoldos"... y yo me atrevo a decir más... ¡benditos rescoldos que no permiten que el fuego se apague!!!



domingo, 6 de octubre de 2013

Por un beso...


¡¡¡Ummmm!!!. ¡¡¡Me encanta esta escultura!!!

Quizá muchos penséis que es muy simple, que realmente no conlleva excesivo trabajo por parte del escultor. Tampoco es muy grande en su tamaño real, 58.4 cm de alto. Y la materia dista mucho de ser "noble", se trata de un bloque de  piedra calcárea en la que, ni siquiera el color le acompaña. Pero ... ¿Qué queréis? ¡Me encanta!

Se trata nada más y nada menos que de dos figuras abrazadas (algo obvio, por otra parte), que se besan. 
Lo que me encandila de ella es la sencillez y a su vez la fuerza del mensaje que transmite. El título dice mucho "El beso". Y es que el beso, un beso real, un beso con sentimiento, produce algo así como una unión total con la otra persona. ¿Tuvo Brancusi aquí algo más que su intención de volver a los orígenes, al arte primitivo, a la escultura prehistórica? ¿O tuvo la intuición de volver al origen de las cosas, a la sencillez de los sentimientos expresados en toda su pureza y libertad? 
Algunos críticos de la obra comentan que en este trabajo no hay sentimiento, no hay pasión, no hay amor ni romanticismo, que representa dos personas que se besan pero sin más, por el simple placer de hacerlo. A mi pobre entender, esta obra sencilla está cargada de fuerza simbólica, de expresividad. Quizá no sea la intención del autor pero yo veo en ella la expresión del amor verdadero donde dos cuerpos se funden en uno mismo (el mismo bloque de piedra). Así, en toda su sencillez y ... en toda su grandeza. Una obra para hacer pensar, sin duda, a cualquier espectador que se detenga ante ella, sobre la esencia del amor, del abrazo, del beso. Es como si nos quisiera decir, olvidémonos  de lo superficial, de los adornos, de las florituras... quedémonos con lo esencial, lo original, lo auténtico. Por último, mi mirada se detiene en los brazos que se prolongan alrededor del bloque de piedra hasta rodear ambos cuerpos y unirlos en un abrazo. Así, en perfecto equilibrio, en situación de igualdad.
Esta obra me hace conectar con las palabras que sobre el abrazo, escribe Laín Entralgo en su libro "Teoría y realidad del otro". Transcribo: "Quienes amistosamente se abrazan ¿demuestran o simbolizan  con ese acto un deseo  inconsciente de ocupar el espacio del otro? En modo alguno. Mirado desde el punto de vista esencial y simbólico,  quien abraza muestra estar deseando que su lugar en el mundo -su espacio más propio, el espacio de su cuerpo- se halle en contacto con el lugar del otro. Como el verso de Rilke: "sólo donde tú estás nace un lugar", o sea, sólo donde está tu persona hay para mí un espacio habitable. Porque, como afirma  de nuevo Rilke, "Los amantes incesantemente producen, el uno para el otro, espacio, anchura y libertad"

Pero otro día hablaremos de abrazos, ... también de miradas.... y de sonrisas

Ahora, retomando el beso me gustaría despedirme hoy con esta rima de nuestro gran poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer: 

Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso...¡Yo no sé 
qué te diera por un beso!