domingo, 21 de septiembre de 2014

Y ahora... ¿hasta cuándo?


... y la respuesta queda en el aire desde el momento en que la pregunta misma se formula....
¿Pregunta retórica? ¿ansiosa de respuesta? ¿expectante? ¿provocadora? ¿ingenua? ¿inquisidora?...
En cualquier caso, pregunta que resuena en mi interior desde el momento en que se formuló y a la que no puedo dar respuesta... sencillamente eso... no puedo dar respuesta... porque no la tengo.

Hasta cuándo ¿qué? pregunto yo
Te refieres a ¿hasta cuándo la ausencia volverá a convertirse en el reino de  nuestras vidas? Quizá es que siempre ha sido así, ausencia interrumpida por pequeños instantes de presencia vividos con mayor o menor intensidad; 
o más bien te refieres a ¿hasta cuándo el silencio se instalará en el alma de nuestras conversaciones?, porque sí, hemos mantenido conversaciones superficiales o lo que yo llamo más bien, intercambios de información, muy lejos de convertirse en conversaciones profundas, de esas que van por dentro, de las que comunican el ser y no tanto el hacer de una persona ... pero esas, ....esas son muy difíciles de establecer.
Quizá te refieras con esta pregunta a la duración de una amistad, sería entonces formulada más o menos así: ¿Hasta cuándo pensaremos que somos amigos? Porque una cosa es pensarlo y otra, muy distinta, serlo... una amistad  se alimenta y se construye cada día, y es cosa de dos, en equilibrio, al 50%... Si se inclina la balanza y uno depende del otro, si se pierde el interés, si el otro ya no es importante en tu vida... entonces... la amistad muere, ...entonces... ¡llamémosle otra cosa!

Sin embargo... quiero leer más allá de las palabras... quiero estudiar el alfabeto del silencio,  quiero valorar la fuerza de los gestos, de las expresiones de tu rostro, de la hondura de tu mirada en la despedida... y la fuerza de tu mano al apretar mi brazo me  dice que quisieras prolongar ese momento y mantenerme un tiempo más a tu lado; y la tristeza de tus ojos me alertan de que todavía queda mucho por comunicar, sentimientos que no se pueden transmitir porque las palabras son insuficientes, porque el miedo actúa cual barrera impermeable y separadora; y el "¿hasta cuando?" que te atreves a pronunciar delata tu angustia ante la posibilidad de no volver a vernos jamás.

Lo sé, lo sé,  todo son divagaciones a partir de la pregunta: "Y ahora... ¿hasta cuándo?"

...  al fin y al cabo... DIVAGACIONES.

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