domingo, 4 de noviembre de 2012

Dónde mirar pero no qué ver


Bueno, maestro, pues hoy te ha tocado a ti… 
Hoy, mi memoria de papel mojado te ha traído a mi presente… quizá provocada por el mail recibido… no sé …  en todo caso, no temas,  es un recuerdo grato y cariñoso que me lleva a reflexionar sobre la huella que dejan algunas personas en la vida de otras, así, sin proponérselo, siendo sencillamente ellas mismas, auténticas, veraces, humildes, …. Ejerciendo su papel sin esperar nada más…y … sin embargo, calando hondo  en las  vidas ajenas.
Dicen que las personas somos muy poco dadas a manifestar nuestros sentimientos a los demás  y  que esperamos a que no estén presentes  para  expresar todo lo que sentimos por ellas... Dicen también que la sabiduría  llega cuando  derribamos los muros de la incomunicación  y aprendemos a decir no solo lo que somos y lo que hacemos,  sino también lo que sentimos… 
Y eso es lo que quiero  hacer hoy, así, de la manera más sencilla. Lo que soy y lo que hago ya lo sabes, así que  me propongo decirte lo que siento ¿te parece?... Pues  allá voy:  Gracias por ser como eres, gracias por haberme acompañado todos estos años, gracias por estar presente siempre que te he necesitado. Además de maestro, eres amigo.
Una vez leí una frase que se quedó grabada en mi memoria  y que continuamente vuelvo a ella en mis reflexiones de “pequeña maestra”. Dice más o menos así: “Los mejores  maestros son aquellos que  te enseñan  hacia dónde tienes que mirar, pero no te dicen lo que tienes que ver” … Con el paso de los años me he dado cuenta  de que maestros de esos he tenido  muy pocos. Y ahí apareces tú,  despuntando entre todos ellos,  con tus libros de literatura  debajo del brazo, tu caminar desenfadado  y tu comentario provocador de buen gallego que nunca se sabe, en medio de una escalera, si sube, o baja o si se queda.
Porque sí maestro, así te siento,  como  la persona que  ha orientado siempre nuestra mirada  de  adolescentes un tanto perdidos y otro tanto ilusionados por descubrir el nuevo mundo que se nos ofrecía delante; la persona que siempre ha alentado nuestra inteligencia  de aprendices a  traspasar las fronteras  de la mediocridad e ir más allá de los pequeños razonamientos de mentes semicultivadas sedientas de poder y sobradas de orgullo y, a la vez, la persona que,  sin embargo, nunca  ha caído en la tentación de decirnos lo que  teníamos que ver, sino invitándonos a descubrirlo por nosotros mismos, conquistando nuestra propia libertad. 
Porque sí, amigo, así te siento, como la persona que permanece, en todos los tramos del camino, unas veces a mi lado, otras un poco más distante, pero que siempre está cuando lo necesitan. Unas veces con el  silencio, otras con la palabra, otras sencillamente con la presencia, pero siempre en diálogo, interior, exterior... no importa... la comunicación no se rompe.
Pois si, maestro, amigo… “onde o corazón me leva”  neste momento é a agradecer a túa vida, o encontro contigo tantos anos atrás, a amizade  ao longo deste tempo, as leccións de vida, as horas de escoita  respetuosa, as palabras de alento en tempos difíciles…. ¿qué máis che podo dicir? ... Gracias por ser

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